Las negociaciones entre PP y Vox siguen abiertas en varias comunidades autónomas, donde el partido de Alberto Núñez Feijóo necesita el apoyo de los de Santiago Abascal para alcanzar las presidencias autonómicas. El actual tercer partido con más diputados a nivel nacional quiere hacer valer los resultados cosechados en las pasadas elecciones del 28 de mayo, aunque sabe que no en todos los territorios está en la misma posición. Vox se muestra confiado en lograr que las negociaciones lleguen a buen puerto "dentro de poco", pero busca apuntalar los acuerdos con el PP con fórmulas que le permitan garantizar su cumplimiento.
El futuro de Aragón, Baleares, Murcia y Extremadura está pendiente de que se produzca un entendimiento entre Vox y PP para la formación de los Ejecutivos autonómicos. No es la primera vez que los de Abascal son decisivos. En la pasada legislatura ya tuvieron en su mano la llave de la gobernabilidad en Andalucía, Murcia y Madrid, donde facilitaron los liderazgos del PP con su apoyo externo al Gobierno, al igual que en ayuntamientos como el de la capital.
La formación ha aprendido de esas experiencias, que no siempre encontró del todo satisfactorias. En el Ayuntamiento de Madrid, por ejemplo, el candidato de Vox a la Alcaldía en las pasadas elecciones municipales, Javier Ortega Smith, centró buena parte de su campaña en afear a los populares que no hubieran derogado Madrid Central, pese a haberlo prometido. Por ello, fuentes del partido apuntan a que la clave de las negociaciones actuales está en dar con la fórmula que les permita asegurar el cumplimiento de lo que pacten con el PP, ya sea desde dentro o desde fuera del Gobierno.
La forma más sencilla de garantizar la materialización de los pactos es evidentemente entrando en los Ejecutivos autonómicos. Eso es lo que ha ocurrido en la Comunidad Valenciana, donde PP y Vox han alcanzado un acuerdo para gobernar en coalición y han pactado la hoja de ruta para los próximos cuatro años, que incluye "erradicar la violencia intrafamiliar", eliminar la tasa turística y los impuestos de sucesiones y donaciones, impulsar la ampliación de regadíos, reducir el número de consellerias, aumentar el presupuesto sanitario y asegurar el orden público, entre otros puntos.
El secretario general de Vox, Ignacio Garriga, recalcó este lunes que el acuerdo de la Comunidad Valenciana —donde el partido de derecha radical concentró el 12,18% de los votos en las elecciones autonómicas— es "un ejemplo para toda la nación", "sensato" y "de sentido común". En la misma línea, el propio presidente del partido, Santiago Abascal señaló a su llegada a la sesión constitutiva de Les Corts que dicho pacto es "razonable para los electores" de ambos partidos. "Eso es a lo que aspiramos en toda España", afirmó, al tiempo que recordó a los populares que ambas formaciones están "obligadas a entenderse y construir una alternativa".
Con el modelo valenciano en mente, Vox presiona en Extremadura, donde este lunes el PP se abrió a retomar las negociaciones, después de que la semana pasada la candidata popular a la Presidencia de la Junta, María Guardiola, se opusiera a pactar con los de Abascal. La aspirante a desbancar al socialista Guillermo Fernández Vara considera ahora "imprescindible el respeto, el diálogo y el acuerdo programático" con Vox. Garriga celebró este lunes el "nuevo camino" emprendido por los populares, aunque ya adelantó que Vox no se conformará solamente con un pacto de programa.
"Agradecemos que pasemos a reconocer que haya que seguir hablando para construir esa alternativa, no solo programática", señaló el secretario general. Con esta declaración de intenciones, Vox apunta a entrar en un hipotético Gobierno extremeño liderado por el PP y en el que haga valer el 8,12% de votos y los cinco escaños obtenidos en las elecciones del 28 de mayo, ante el 38,84% de apoyos logrado por el PP, que aglutina 28 escaños.
"Cualquier otra fórmula"
En cambio, en Baleares, la portavoz de Vox en el Parlament, Idoia Ribas, se abrió este lunes a aceptar "cualquier tipo de fórmula" que garantice el cumplimiento del preacuerdo alcanzado con el PP, si bien insistió en que "en ningún momento se ha renunciado a formar parte del próximo Ejecutivo". La fórmula alternativa podría pasar por explorar una vía de apoyo externo a un Gobierno popular con Marta Prohens al frente, pero que permitiera a los de Abascal tomar parte en la materialización del principio de acuerdo, por el que ambas formaciones se han comprometido a "preservar la libertad, la protección de la mujer y la seguridad de los ciudadanos de las islas, con especial atención al problema de la inmigración ilegal".
Pese a lo incierto de esa alternativa, Garriga apostó este lunes por que "dentro de poco habrá buenas noticias" en el archipiélago, así como en Aragón, donde el PP necesita los siete escaños de Vox para llegar conseguir la mayoría necesaria para gobernar. En la comunidad hasta ahora presidida por el socialista Javier Lambán, Vox concentró en las elecciones del 28 de mayo el 11,25% de los votos, frente a un 35,55% del PP, un porcentaje que se tradujo en 28 escaños. A falta de que ambos partidos lleguen a un acuerdo para la formación de Gobierno con el apoyo interno o externo de Vox, los de Abascal ya han conseguido la presidencia de las Cortes, al igual que en Baleares.
La comunidad donde Vox parece estar en una peor posición desde la que exigir la entrada al Gobierno autonómico es Murcia, donde el PP concentró el 42,84% de los votos en las pasadas elecciones y se quedó a tan solo dos escaños de la mayoría absoluta, a pesar de que los de Abascal obtuvieron el respaldo del 17,72% del electorado. Está por ver si el partido exige también en esta comunidad una fórmula alternativa para facilitar el mandato del popular Fernando López Miras.
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